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jueves, marzo 25, 2004
El nuevo ser
Val salta entusiasmada delante de nosotros, como si quisiera recorrer de golpe el camino que no pudo andar.
Sube y baja de los árboles a una velocidad asombrosa y, cada tanto, se acerca a las vírgenes para recibir una caricia. Nos hace felices ver esa emanación abrupta de vida y eso hace que pongamos mas ímpetu en el caminar. Es que, de un modo u otro la felicidad ajena cuando está expresada de manera tan cristalina se transmite y da energías. Se hace propia y despierta el regocijo interno hasta obnubilar nuestros propios pesares. Que no desaparecen pero se pierden por un rato en el olvido. La Señora del Cofre acaricia sus sueños a medida que avanza, como las perlas de un enorme collar. Ella imagina ese paraje encantador al que algún día llegaremos y en esa percepción ubica cada uno de sus afectos. Su lugar es mi lugar y viceversa. Pero no es el camino una tortuosa espera para ese sueño, por el contrario es la construcción permanente. La edificación del mañana que estamos buscando. Los ladrillos que vamos acomodando para formar un hogar. Ni siquiera importa ya cuanto tardemos siempre que sigamos buscando juntos. Como una imagen bíblica conformamos cuatro sujetos individuales que se unen para dar paso a un solo ser. Ese ser que no podemos darnos el lujo de descuidar un instante. Ese que nos contagia alegrías y sufrimientos, como hace Val. Ese que un día imaginamos, que hoy vivimos y que proyectamos en mañana. Nuestra familia. Escrito por Faivel 12:38 a. m. #
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