lunes, marzo 22, 2004
La calma
El pegajoso calor del día nos invita a bendecir la caída del sol.
Las nuevas sombras regalan un paisaje acogedor. La noche anfitriona
crece debajo de un pequeño bosque que habrá de ser nuestra morada ocasional.
La hierba se espesa voluntariamente para ofrecernos un amable reposo.
Las vírgenes luchan denodadamente contra el sueño que emergerá victorioso.
Sabemos que estaremos protegidos y amparados.
La Princesa Shered, al comando de su ejército de hadas se desprende de su universo de estrellas ofreciendo la calma del amparo amable.
Su larga cabellera morena se derrama sobre nosotros otorgándonos la necesitada paz del descanso.
En su Mundo se desvanecen, imperennes las orugas amadas, engendrando en conjunto el pergamino de seres ocultos de la naturaleza.
Bajo su reinado el silencio cariñoso nos acaricia susurrando mágicas palabras que nos acompañan al ensueño.
Veo como las vírgenes flotan entre sonrisas y sé que su sueño es esperanzador.
Observarlas dormir es uno de los espectáculos mas maravillosos que recuerde, me empuja a acariciarlas suavemente y termino envuelto en una sonrisa bajo la compañía de la Señora del Cofre.
Ella me acuna, y poco a poco la anergia se instala sobre mi hasta poblarme íntegramente.
En silencio la Princesa se ocupará de nuestras almas, el bosque de nuestros cansados cuerpos...
Y mañana será un buen día.
Las nuevas sombras regalan un paisaje acogedor. La noche anfitriona
crece debajo de un pequeño bosque que habrá de ser nuestra morada ocasional.
La hierba se espesa voluntariamente para ofrecernos un amable reposo.
Las vírgenes luchan denodadamente contra el sueño que emergerá victorioso.
Sabemos que estaremos protegidos y amparados.
La Princesa Shered, al comando de su ejército de hadas se desprende de su universo de estrellas ofreciendo la calma del amparo amable.
Su larga cabellera morena se derrama sobre nosotros otorgándonos la necesitada paz del descanso.
En su Mundo se desvanecen, imperennes las orugas amadas, engendrando en conjunto el pergamino de seres ocultos de la naturaleza.
Bajo su reinado el silencio cariñoso nos acaricia susurrando mágicas palabras que nos acompañan al ensueño.
Veo como las vírgenes flotan entre sonrisas y sé que su sueño es esperanzador.
Observarlas dormir es uno de los espectáculos mas maravillosos que recuerde, me empuja a acariciarlas suavemente y termino envuelto en una sonrisa bajo la compañía de la Señora del Cofre.
Ella me acuna, y poco a poco la anergia se instala sobre mi hasta poblarme íntegramente.
En silencio la Princesa se ocupará de nuestras almas, el bosque de nuestros cansados cuerpos...
Y mañana será un buen día.
Escrito por Faivel 2:29 a. m.
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