miércoles, marzo 31, 2004
Regreso al origen
El núcleo es el espíritu; el tronco a través del cual la corteza encuentra su arraigo. Sin embargo, su existencia no reside en sí mismo sino en lo que desarrolla, genera o inicia a través suyo. Así, el fruto tendrá el valor de tal por la carnosa superficie que lo rodea, aún cuando su centro sea preexistente y original.
El bosque tuvo su génesis, nosotros como caminantes también, el andar aún previo se transforma en insignificante si las vírgenes no revolotean a nuestro alrededor.
En su viaje al origen, el tiempo cae suavemente como las gotas de una tormenta que nos muestra su final, que nos regala un sol escondido tejiendo el arco iris.
Cuando la última de esas hojas toque el suelo, las noches de unos se mezclarán con los atardeceres y las madrugadas de otros. Entonces se recreará un momento mágico que esconderá el debate interno entre asociaciones y disociaciones, existencias e inexistencias, certezas y dudas.
A mi lado veré caminantes que se multiplicarán en mis ojos. Algunos con premura, otros con calma, unos silenciosos, otros estridentes, quienes pasionales, cuales racionales, tal vez ocasionales, quizás recurrentes.
Esta noche acomodaré mi cabeza en el tronco más cómodo que encuentre, cerraré los ojos y volveré a soñar con ese mundo pasado.
No sé realmente cuanto durará ese sueño, pero a él iré con mis vírgenes y mi señora del cofre, con mis ingenuidades y mis inconsciencias, como si el tiempo hubiera salteado el desencanto para borrarlo un rato de la memoria.
Hoy alguien creerá que vuelve a su lugar y sin embargo todos lo estaremos haciendo. Hoy celebraré el regreso de la Diosa Gorda y como devoto religioso llevaré mi ofrenda, la ilusión.
Allí, volverán las criaturas perdidas entre el polvo del viento y del tiempo. Y el regocijo del reencuentro llenará mi alma.
Entonces podré ver, seguramente, que esos mundos deseados no son fuertes asentados en su paisaje sino en los seres que lo habitan. ...Que no es poco, no.
A ellos vamos, por ellos vamos.
El bosque tuvo su génesis, nosotros como caminantes también, el andar aún previo se transforma en insignificante si las vírgenes no revolotean a nuestro alrededor.
En su viaje al origen, el tiempo cae suavemente como las gotas de una tormenta que nos muestra su final, que nos regala un sol escondido tejiendo el arco iris.
Cuando la última de esas hojas toque el suelo, las noches de unos se mezclarán con los atardeceres y las madrugadas de otros. Entonces se recreará un momento mágico que esconderá el debate interno entre asociaciones y disociaciones, existencias e inexistencias, certezas y dudas.
A mi lado veré caminantes que se multiplicarán en mis ojos. Algunos con premura, otros con calma, unos silenciosos, otros estridentes, quienes pasionales, cuales racionales, tal vez ocasionales, quizás recurrentes.
Esta noche acomodaré mi cabeza en el tronco más cómodo que encuentre, cerraré los ojos y volveré a soñar con ese mundo pasado.
No sé realmente cuanto durará ese sueño, pero a él iré con mis vírgenes y mi señora del cofre, con mis ingenuidades y mis inconsciencias, como si el tiempo hubiera salteado el desencanto para borrarlo un rato de la memoria.
Hoy alguien creerá que vuelve a su lugar y sin embargo todos lo estaremos haciendo. Hoy celebraré el regreso de la Diosa Gorda y como devoto religioso llevaré mi ofrenda, la ilusión.
Allí, volverán las criaturas perdidas entre el polvo del viento y del tiempo. Y el regocijo del reencuentro llenará mi alma.
Entonces podré ver, seguramente, que esos mundos deseados no son fuertes asentados en su paisaje sino en los seres que lo habitan. ...Que no es poco, no.
A ellos vamos, por ellos vamos.
Escrito por Faivel 2:22 p. m.
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