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miércoles, marzo 24, 2004
Renacer
Atrás quedó el juego de la protegida del sol y las vírgenes.
El camino ante nosotros se extendía como un enigma y renovaba nuestro deseo de derrotarlo. A nuestro alrededor el paisaje se tornaba monótono, pero no por ello dejaba de ser bello. Supongo que debemos estar cerca de un gran charco de agua, ya que la vegetación, es mas profusa, y teñida de verdes cada vez mas oscuros. Las vírgenes descubren al costado del camino una pequeña ardilla. Parece lastimada, desconocemos si fue atacada por algún animal o si, simplemente, cayó de las alturas de su guarida. De todos modos no parece haber muchas esperanzas de que sobreviva. Ilul la toma entre sus brazos, ella siempre ha tenido un particular amor por los animales. Bueno en realidad Ilul es una fuente de amor inacabable que ofrece siempre desde su timidez. Continuamos la marcha a paso firme y resulta increíble como, poco a poco el cuerpo del pequeño animal parece recobrar vitalidad. No me atrevería todavía a decir que está recuperado, pero es como si la energía de Ilul le ofreciera las esperanzas abandonadas. Nos detenemos a recobrar fuerzas debajo de unos árboles y aprovechamos para buscar algunas raíces que le sirvan de alimento a este ser mimado de las vírgenes. La ardilla devora los raquíticos bulbos conseguidos de las manecillas de las vírgenes y muestra una mejoría notable. Observo que de aquella criatura desfalleciente nada queda. Tiene la suficiente fuerza como para continuar su marcha sola, no obstante se queda con las vírgenes encantada. La criatura que fuera desahuciada inicialmente hoy goza de la mayor de las vitalidades como venciendo a lo inexorable. Parece que tendremos una nueva compañía en el viaje. Las vírgenes se han puesto de acuerdo en el nombre. Se llama Val. Escrito por Faivel 12:23 a. m. #
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