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lunes, abril 05, 2004
La barrera
Quisiéramos que el camino fuera recto, sencillo, descansado, pero no lo es.
Hace ya un rato que llegamos a un paisaje paradisíaco. Como habíamos empezado a sospechar con la paulatina transformación de los tonos de la vegetación el agua estaba cerca. Se presentó ante nosotros en forma de un majestuoso mar. Las aguas que acarician la barrosa playa y se extienden hasta el horizonte alternan transparentes límpidos con azules brillantes salpicados de sol. En el horizonte se dejan ver unas nubes agolpadas que bien podrían ser montañas jugando al escondite, y en el centro, como el dedo de un dios, un finísimo halo de luz desciende a contemplar su reflejo. Se ve una barcaza pequeña, casi imperceptible acercándose al rayo de luz como si quisiera bañarse en él, y creo adivinar en su interior a la sacerdotisa de la luna que será un mojón en el camino que habremos de transitar en el futuro de nuestra marcha. El encantador espectáculo, sin embargo, tiene otro mensaje. Estamos ante un obstáculo que no sé como hemos de franquear. Esa paz que el derredor transmitía, poco a poco comienza a retroceder y su lugar es ocupado por la impotencia y la frustración. Cuando la desesperanza quiere apoderarse del eco la mejor respuesta suele ser la quietud y a través de ella buscar refugio en nuestro interior para encontrar respuestas. No quiero transmitirles esto a las Vírgenes ni a la Señora del cofre que merecen su momento de paz; el incesante caminar les quita el regocijo del ambiente y bueno es honrar a nuestro silencioso acompañante. Me dejo caer en la blanda tierra mientras observo como las Vírgenes hacen graciosas figuras con el barro de la orilla contaminándose todo el cuerpo de la pureza de la arcilla y mas allá la Señora del cofre se entretiene con las piruetas de Val. Temo haberme quedado dormido, siento que me arrulla una voz suave, cálida. Giro lentamente mi cabeza como prestándole oído al terreno y descubro a mi lado al ser que eleva ese canto que me hace compañía... Escrito por Faivel 4:25 a. m. #
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(y sus encuentros): Desde la primera hasta la última huella del Caminante la rastreas por aquí OTRAS PÁGINAS... DEL MISMO AUTOR
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