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jueves, mayo 13, 2004
El Cocinero Real
- Compañero ? dijo el flaco Eryor con voz amigable ? este es el Cocinero Real, un viejo conocido mío ? y agregó inmediatamente ? su nombre es Gustaf Yioja.
El cocinero era un hombre joven, retacón cuyas piernas formaban un óvalo casi perfecto; sus caderas eran anchas y su panza redondeada sugería el placer del buen comer ya que el resto de su cuerpo no mostraba rasgos obesos; sus mejillas en cambio se veían tan llenas que la piel amenazaba romperse ante cada sonrisa que, por cierto, ofrecía en todo momento. Su cabello era corto y tenía el color de las hojas secas en otoño haciendo juego con dos pequeños ojos del mismo tono. Las presentaciones en este momento poco me importaban pero la mano extendida del cocinero me obligó a devolverle el saludo. - Buenas tardes ? dije casi para adentro ? soy Elas, el caminante. - Serán buenas sin duda ? contestó sonriente el cocinero Yioja, haciendo que su voz se escuchara claramente ? el amigo Inth me ha contado su pesar por la ardilla. No tiene ya de que preocuparse, pero no puedo decirle mas que eso ? aclaró firmemente. El renacer de la esperanza, debió ser suficiente para mi, pero la intriga que sus palabras generaban me invitó a decirle inmediatamente - No entiendo ? y pregunté a continuación - ¿donde está la ardilla? - Le dije, estimado Elas que no puedo darle mas detalles, tan sólo le pido que confíe en mi cuando le digo que abandone las preocupaciones. Quedé pensativo, no me conformaba la respuesta aunque me alegrara la tranquilidad que intentaba transmitirme la regordeta figura que tenía ante mi. Las palabras que siguieron, aumentaron mi intriga hasta un extremo insospechable. - Tengo el agrado de informarle que está Ud., junto con su familia, invitado a compartir la mesa del Rey en la cena por la finalización de los agasajos que se celebran en éste día en honor al nacimiento de la Hija de la Ninfa ? No contesté, estaba sorprendido, con los ojos chiquitos y los párpados tan abiertos que si no fuera por las pestañas hubiera parecido que no existían. Gustaf agregó: - Vaya, dele las noticias a su familia y disfruten de las celebraciones que en la plaza ya se están realizando, por la noche preséntese en la puerta principal del palacio, lo estarán esperando. Eso hice, salí para encontrar a mi dama y a las vírgenes con este extraño relato en mi mochila y un poco de la tan esperada tranquilidad. Escrito por Faivel 1:21 a. m. #
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