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sábado, septiembre 25, 2004
El Misterio Resuelto I
El Rey, ocupaba los pensamientos con su ciudad desde el primer día en que fue honrado por la gente, con placer veía crecer la villa en la que empezó a regir y ofrecía su pasión por entera a la tarea que nunca fue una carga para él, por el contrario, su rostro parecía ensancharse de satisfacción y lo mostraba en un andar firme, decidido, presuroso aunque nunca apresurado. Era un buen Rey, pero por ello se había olvidado de si mismo.
Golbew no era la misma pequeña ciudad que se perdía entre visitantes de paso y comerciantes oportunistas antes de su llegada al trono, hoy se había transformado en una magnífica urbe en cuyo lugar los caminantes deseaban permanecer y donde los mercaderes sabían que sus malas artes sólo podían ofrecerles un destierro lejano como recompensa. Pero ese monarca, que tanto tan bueno había hecho por su pueblo se había olvidado se su propia existencia, sus sueños personales habían caído derrotados por la magnífica realidad que lo envolvía, en donde él era responsable, partícipe pero no beneficiario. La ignorancia, suele ser muchas veces el mejor consuelo, de modo que esto nunca lo perturbó. La noche todavía dilataba las pupilas de las lechuzas cuando, aguijoneado por ese permanente deseo de construir un mejor reino, dio un último golpe a las sábanas que estaban enrolladas a sus pies y salió a caminar por el bosque en donde un silencio musical siempre es buena compañía; ese paseo, ese desvelo, iba a hacer que las cosas fueran diferentes... Como en cada amanecer, Son-ny, la protegida del sol, se derramó sobre la penumbra para empezar a pintarla de colores, se deslizaba tan ligeramente entre las hojas plateadas de los árboles que parecían sonreírle mientras desperezaban sus verdes matinales tan lentamente que no se podían notar las transformaciones. Poco significó la ciudad para el Rey en ese momento, se sentó en un tronco viejo y quedó mirando tan fijo a la criatura de luz que todo alrededor comenzó a hacerse difuso, brumoso. No sentía mas que caricias interiores, como si el alma se estuviese despertando de un largo sueño. Su estómago parecía anudarse cada vez mas fuertemente y un manojo de nervios subía en espiral hasta una boca que se deshacía en saliva. Son-ny no lo vio, enamorada de los juegos, seguía bañando cada criatura con su fulgor hasta que por fin desapareció, cuando el bosque ya se había vestido de mañana lavándose la cara con el rocío. El rey todavía estaba inmóvil, cuando la protegida del sol se disolvió en el aire y su ausencia comenzó a llenarlo de vacíos. - Todas las mañanas, cuando la noche siente vergüenza, ella viene a jugar ? dijo una voz salida de la nada. El regente giró su cabeza pero no pudo encontrar el origen de la voz y, ya cansado, volvió a su palacio. Durante ese día, no hubo un instante en que alternativamente no se presentara ante sus ojos el brillo de la criatura del bosque o que las palabras sin origen sonaran repetidamente en sus oídos. Los siguientes amaneceres encontraban invariablemente a un rey hecho hombre, sentado en el mismo tronco y a una criatura mágica que jugaba sin verlo. Cuando se iba, siempre la misteriosa voz le regalaba una esperanza para el día siguiente. La necesidad del hombre crecía como si fuera una enredadera que trepaba poco a poco por su imaginación y su deseo, que se hacía incontenible, hasta que un día, como debía ocurrir, Son-ny lo vio. Escrito por Faivel 1:27 a. m. #
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