![]() ![]() |
|||
|
|||
jueves, enero 13, 2005
Rastros
Fle, escribió un muy lindo post acerca de los besos y, sin embargo, el mayor regalo me lo dio en su respuesta a mi comentario.
Un beso que provoca una sonrisa, encierra la misma pureza que el rubor que no está empañado por la vergüenza o la caricia instintiva que se le hace a un mechón de pelo, enredándolo suavemente, o el apretar la mano del que camina al lado con suficiente fuerza como para que transmita cariño. Es como una brisa que pega de lleno en la cara mientras escuchamos al mar proponiendo silencio absoluto. O el espacio de tiempo que ocurre antes de dormir una siesta un día de verano, al pié de árboles con copas susurrantes. Pareciera que fuera un reflejo de la paz o la tranquilidad, una estación inesperada en el tren de la rutina, el descanso de una escalera que no tenemos apuro por terminar de subir o los cinco minutos que se le roban al despertador a la mañana. Hay actos, nuestros o ajenos, que se generan instintivamente y al ser vistos con los lentes del recuerdo o la distancia, se hacen tan tiernos que nos encuentran con cara soñadora perdidos en un espacio inexistente en el que, sin vernos, nos sabemos envueltos en un particular brillo de ojos que tiene olor a adolescencia o niñez, vaya a saber. Esta Bella Durmiente que parece tener un manantial desbordante de alegría, picardía, simpatía dice también que yo soy mágico (aunque lo haga sólo como un mimo) y yo creo que la magia no existe, hay algo especial, sin embargo, que se genera cuando uno está en el lugar adecuado con las personas correctas y despide chispas que parecen venir de una varita. Esa sonrisa, que quedó como postre del encuentro entre las tibiezas de un beso y una mejilla, se instaló en mi cara y duró un buen rato. Será esa la magia? Escrito por Faivel 1:46 a. m. #
Link
Comments:
Publicar un comentario
|
Faivel...
(y sus encuentros): Desde la primera hasta la última huella del Caminante la rastreas por aquí |