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miércoles, septiembre 29, 2004
El Misterio Resuelto II
Leer "El Misterio Resuelto I"
La criatura del sol no acostumbraba preguntar, ella, como en cada amanecer, jugaba entre los seres que aparecían ante sus ojos y se derramaba con tanta pasión como fuera su gusto. La imagen del hombre sentado en el viejo tronco la atrajo de una forma que no había sentido antes, y por ello sus cabellos rojizos y anaranjados se enredaron entre los morenos del rey como si no fueran a desprenderse más. El soberano, que en éste momento era una figura encantada por la pasión, recibió los besos de la mágica criatura con la sed desesperada de tantos días y los cuerpos comenzaron a revolcarse en un aire que se hacía más y más denso. La humedad, entre chapoteos, se mudó hacia el interior de dos cuerpos que jugaban a resbalarse y las bocas, con esas caricias que sólo ellas pueden dar, recorrían todos los espacios del otro, susurrándose. El cuerpo ingrávido de Son-ny se arqueaba estremecido ante cada contacto con las manos ásperas de un rey que lloraba como un niño mientras jugaba a ser feliz. Como en tantas batallas, comandaba al ejército cabalgando en sus deseos mientras invadía de gozo la tierra fértil. Igual que en aquellas guerras, la posesión era el camino de la victoria. Se mordieron como si cada uno hubiera querido llevarse un poco del otro, se respiraron con esos aires cálidos de verano que se sienten con ahogo, se abrazaron contagiándose el alma, se miraron como para no olvidarse del más mínimo detalle, se tocaron hasta el último poro y se gustaron con la pasión de las llamas cuando hacen brasas a las maderas de una fogata que los encendía permanentemente. Parecía como si cada uno le hubiera prestado el cuerpo al otro y estuvieran envueltos en la locura de recuperarlo de cualquier modo. Casi no se hablaron, apenas, con un murmullo inentendible, el rey dijo ?te soñé, y temo que lo sigo haciendo? y no hubo mas respuesta de parte de la criatura del alba que un beso continuo, extenso y extendido con el que comenzaron a saborearse nuevamente. Finalmente se unieron, y lo hicieron tantas veces que parecía que el próximo amanecer los encontraría igual. Son-ny desapareció como todos los días, dejando a un rey desnudo, con los labios morados y manchas doradas en todo su cuerpo, acurrucado en un charco de agua que brillaba casi tanto como sus ojos. - No la busques mañana, ella no va a estar ? sentenció la voz misteriosa ésta vez ? sin embargo puedes venir, creo que es hora que nosotros conversemos ? El camino de regreso al reino con pasos cansados, estaba acompañado de un silencio en el que sólo se escuchaba el torrente interno de la sangre del rey galopando enloquecida buscando un sosiego que parecía haber desaparecido definitivamente desde aquella primera vez en que el viejo tronco le sirvió de asiento. Escrito por Faivel 10:43 p. m. #
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