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lunes, octubre 04, 2004
El Misterio Resuelto III
Anika, no tenía forma definida, se construía a sí misma de acuerdo a lo que tuviera a su alrededor, era la fuerza los árboles, el baile de las flores al compás del viento, la quietud de las rocas... ; avanzaba con el día acompañando la imponencia de la montaña o se situaba en un pequeño espacio debajo de una rama frondosa y cualquiera de esas cosas las hacía con la suavidad que se encuentra en esos silencios llenos de pequeños ruidos lejanos. Como sombra podía formar figuras de todo aquello que considerase agradable o transformarlo, si ésta no le resultaba apropiada, parecía depender de los demás y sin embargo todo estaba a su merced, a su encanto. Cuando el sol golpeaba sin piedad a los caminantes, ella sería el resguardo, la paz, la frescura, la invitación a soñar debajo de un árbol o entre las rocas de la ladera de la montaña. Es por eso que el rey nunca la había visto, estaba en todos lados y esa concepción de un todo no podía ser comprendida por un simple hombre por mas peso que cargara su coronada cabeza. Durante la noche, permanecía oculta, aletargada entre una oscuridad infinita, pero cuando Son-ny comenzaba con sus juegos, ella se deslizaba sigilosa detrás de cada pintura que se iba formando. Era la silenciosa ayudante de la mujer del sol, la contracara, la existencia mutua, donde hubiera un haz de luz, habría una sombra que la embelleciera, que la enmarcara y la resaltara. Fue el rey al siguiente amanecer a escuchar la voz que había acompañado invariablemente su visión mágica de la criatura de sus sueños. - No es bien visto, que los hombres se mezclen y se unan con las criaturas de la naturaleza como Ud. lo ha hecho ? comenzó diciendo Anika ni bien el rey tomo asiento en el viejo tronco que ya lo tenía en dueño como si fuera un balcón al paraíso. El soberano no contestó, no sabía a quién, no comprendía, aunque su deseo le impedía moverse y ya no buscaba como otras veces el origen de la voz, se abandonaba a quien lo atrapaba con ternura. La voz sonaba dura, seca, pero generaba una dulzura interior que nadie se atrevería interrumpir. Anika lo sabía, de modo que no esperó respuesta y continuó. - El hombre cree que se encuentra solo cuando no ve seres similares a él, sin embargo, cada movimiento es una criatura, que observa, participa y forma un conjunto, lo soy yo, y lo son tantas otras que observaron atentas el encuentro tan especial que Ud. tuvo ayer con Son-ny. Cada palabra de la mujer de las múltiples figuras sonaba musical, agradaba como una copa de agua muy fría en las gargantas cansadas. Pero la sed apasionada del rey, necesitaba mucho mas de ese líquido en éste momento. - Hubo seres que se maravillaron con el encuentro, pero también hubo envidias y enojos, ya ve, en algunas cosas no somos tan diferentes a Uds.- advirtió antes de seguir con el relato- sus caricias dejaron el cuerpo de la protegida del sol marcado y probablemente su alma también, ella sueña igual que Ud. lo hace y en esos sueños se encontraran tantas veces como quieran, pero temo que, al menos por ahora, sólo así podrán verse o sentirse del modo que desean. El rey todavía sentía las caricias de su fantasía de luz y se sentía abrigado por las palabras de esa voz que sabía decirle que el ser que se llevaba sus pensamientos los devolvía jugando el mismo juego. Estaba siendo abrigado por sus pensamientos, pleno y satisfecho, aunque debiera esperar un tiempo a la dueña de su encanto. Pero Anika, todavía tenía cosas que decir, importantes por cierto. Escrito por Faivel 11:04 p. m. #
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