miércoles, marzo 09, 2005

Un Año
 

La geografía de mi existencia me encontró solo, sentado en un banco de la Plaza Central de Golbew, juntando recuerdos como si fueran las bolitas de un chico en una bolsa.

Mis sandalias gastadas, muestran las marcas de un año de camino y en cada una de ellas puedo reconocer los pasos dados. Es extraño como la memoria es, muchas veces, benévola con nosotros mismos y tiende a borrar las caídas o las ocasiones en que el rumbo, de una u otra forma, se perdió. Vienen al frente en cambio, como si tuvieran que dar lección, todos esos momentos mágicos, esas fantasías recreadas en cada habitante del bosque que se dejó ver.

A veces mirar hacia atrás alimenta nuestro cansancio y hace que las piernas se sientan más pesadas; a mi hoy no me sucede eso, por el contrario, pareciera que mi fuerza se revitaliza y, como si fuera un acto reflejo, empiezo a moverme nuevamente. Es un buen momento para seguir caminando, para continuar en la búsqueda de algo que ni siquiera puedo definir claramente, pero que me lleva hacia un horizonte de fuego tibio, con mares, montañas y nuevos seres que adornen el paisaje tan bellamente como lo han hecho hasta ahora.

Es tiempo entonces de que el morral se llene nuevamente y una nueva historia vieja comience.

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Si el tiempo me hubiera ayudado, si yo hubiera ayudado al tiempo...

Se suponía que, como parte de la celebración (tan íntima, ella), en el post aniversario tendría que haber aparecido una invitación a conocer mi nuevo blog. Esperen, no festejen todavía que éste no se cierra pero le dejo el lugar al caminante para que siga su historia sin más interrupciones ni intromisiones.

Por más que hubo un post solitario en ocasión del cumple de Interior, la historia del caminante en sí, dejó de escribirse allá en los convulsionados días del mes de noviembre (fin de octubre en realidad). De allí hasta aquí, se colaron un montón de relatos no autorizados que me gustó escribir y por ello les he creado (o estoy en vías de) un nuevo lugar al que pronto los invitaré.

Por lo tanto, a partir de este momento, finaliza la hora de protección al lector y El Caminante vuelve a ser dueño absoluto del espacio.

Gracias sinceras por un año de compañía a los de siempre, a los de ahora y a los de ya no.

Salú.

Escrito por Faivel 12:04 a. m.
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