miércoles, mayo 11, 2005

Otros Caminantes
 

Aquella visión, al igual que la tarde anterior, fue y volvió entre mis pensamientos durante todo el día, como si, de alguna forma, la mujer de agua, me hubiese salpicado con su frescura con un líquido que, al igual que las lágrimas, aunque sequen siempre dejan una profunda huella. Tampoco ayudó un camino en el que los paisajes se repetían constantemente y, si bien no dejaban de ser agradables, se habían hecho costumbre. Cuando la tarde comenzó a hacerse angosta, empezamos a buscar un lugar en donde acampar y descubrimos a otros caminantes, probablemente los mismos de noches atrás, que hacían una fogata cerca nuestro.

Me llamó la atención ver a la Jardinera de Palacio en el pequeño grupo de tres personas que se encontraban alrededor del fuego. No ocurrió lo mismo con la Señora del Cofre, que no mostró sorpresa en lo absoluto, recordé entonces aquella charla, a la que no había tenido acceso y que me ponía en desventaja con respecto a mi mujer.

Peka misma fue quien se acercó para ofrecernos compartir el fuego y, aunque Adaug se mostró un tanto temerosa mostrando rastros de la, ya lejana, tarde de furia, aceptamos la invitación (en mi caso, tentado por el exquisito olor a carne asada que empezaba a sentirse).

Junto a la Jardinera, se encontraba una niña con ojos tristes, de los que se desprendía un manto de pequeñas manchas amarronadas que tapaba la diminuta nariz y llegaba hasta el labio superior de una boca que mostraba la misma tristeza de los ojos. Resultó llamativo que junto a esas dos, aparentemente endebles, figuras se encontrara un hombre de la guerra.

Su presencia intimaba y, de no haber sido por la Jardinera, nos hubiéramos marchado inmediatamente. No obstante ello, cuando los restos de comida se juntaban con el pan que habíamos traído de Golbew y la breve charla se deshacía en bostezos, decidimos apartarnos un poco para pasar la noche en soledad.

La Señora del Cofre me dijo que se quedaría conversando con Peka unos minutos más, y así estaban todavía, cuando el sueño me devoró un par de horas más tarde.

Escrito por Faivel 1:14 a. m.
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